Desde que quedó libre de la tutela legal de su padre, Britney Spears se encuentra bajo el estricto escrutinio de sus seguidores, muchos de los cuales han cuestionado de manera crítica algunas de sus acciones, sobre todo sus fotos más subidas de tono y algún que otro video en el que parece que se le va el avión.
De hecho, lleva una temporada obsesionada con Antonio Banderas y su gato con botas, el personaje de animación del que la cantante se ha declarado fan absoluta y le ha llevado a subir incluso una foto con unas botas rojas en homenaje al gatito parlanchín y al malagueño universal.
Pero la noticia ahora es otra: Britney, casada con su tercer marido, Sam Asghari, aparece desde hace unos días en sus redes sociales sin lucir su anillo, del que tanto presumía, lo que ha disparado todos los rumores sobre una posible separación.
A principios de año, el matrimonio protagonizó una sonada bronca en un restaurante en Los Ángeles, cuando ella empezó a gritar y a decir incoherencias que fueron grabadas por los demás comensales, alucinados con su reacción en público, algo que la puso más nerviosa todavía. Enzarzados en una discusión que fue subiendo de tono por momentos, todo terminó cuando Sam abandonó el local dejándola con la palabra en la boca.
Esta semana, la cantante ha estado de vacaciones en Puerto Rico, donde ha dejado unas imágenes curiosas: un video sexy en la playa, en bañador y jugando con las olas del mar, y un robado junto a su guardaespaldas, con quien se le ha visto conversando animadamente en español, más como amiga que como clienta en busca de protección. Fueron juntos a compartir un café a un Starbucks en la ciudad de Dorado.
También se le ha visto acompañada de un amigo, con quien se le ha vinculado sentimentalmente.